"Las elecciones serán parte de la realidad y volverán a Honduras a un camino a la democracia (…) sería un error histórico y de grandes proporciones negar ese derecho", afirmó el embajador estadounidense en Tegucigalpa, Hugo Llorens, según reproduce la agencia EFE.

La posición de Estados Unidos es contraria a la del resto de la comunidad internacional, que condiciona el reconocimiento del resultado de las elecciones a que el presidente Manuel Zelaya, derrocado el pasado 28 de junio, regrese a ejercer la Jefatura de Estado.

Por su parte, el movimiento que ha articulado la resistencia a la dictadura, el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, llamó a boicotear el proceso electoral aunque Zelaya sea restituido, dado que sus dirigentes consideran que aunque éste vuelva a la presidencia ya es demasiado tarde para evitar el fraude.

El domingo por la noche, el candidato independiente de izquierda Carlos Reyes, también dirigente del bloque popular, anunció ante las cámaras del Canal 3 de Honduras que abandonará la contienda electoral. Reyes, que era candidato a la presidencia, dijo que se retiraba porque no quería legitimar al golpe de Estado que había terminado con la democracia en su país el pasado mes de junio.

Mientras tanto, también el domingo, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) señaló que existía un “lamentable deterioro” de la libertad de expresión en Honduras tras el quiebre democrático.

"La represión contra los medios ha sido notoria después del 28 de junio, en particular contra los medios independientes que defienden el Estado de Derecho", indica un informe elaborado por Edgardo Dumas Rodríguez, vicepresidente regional de la SIP en Honduras, que fue presentado ante la asamblea del organismo en Buenos Aires.

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