28 de septiembre de 2011 | Entrevistas | Agua | Encuentro Mesoamericano contra Represas | Anti-neoliberalismo | Justicia climática y energía
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El proyecto hidroeléctrico Ascanio Villalaz en Panamá afecta directamente a las comunidades del pueblo indígena kuna que viven en la zona limítrofe con Colombia. Los pobladores esperan desde el inicio de la construcción de la represa en la década de los 70 la indemnización negociada antes del desplazamiento de las comunidades afectadas.
La represa Ascanio Villalaz se ubica sobre el río Bayano, en la comarca indígena kuna yala, cerca de la frontera con Colombia. Fue construida durante la dictadura militar de Omar Torrijos en los años 70.
Los pobladores locales sufren los impactos del embalse y de los tendidos de alta tensión, además del desplazamiento que debieron enfrentar décadas atrás. Es que el proyecto forma parte en la actualidad del Sistema de Interconexión Eléctrica de los Países de América Central, tendido de cables de alta tensión que conduce energía eléctrica en el marco del “Plan Puebla Panamá”, ahora rebautizado como “Plan Mesoamérica”.
En el marco del VI Encuentro Mesoamericano de la Red Latinoamericana contra Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua (REDLAR) en Costa Rica, Radio Mundo Real entrevistó a la dirigente Taina Edman, del Movimiento de Joventud Kuna panameño.
Edman denuncia que, paradójicamente, el pueblo indígena desplazado y que aún vive junto a la represa no tiene electricidad. “Nosotros no tenemos ningún beneficio de la represa, porque para nosotros progreso no es tener hidroeléctricas, ni interconexiones. Nosotros estamos bien como estamos, porque en la cosmovisión indígena hablamos de que somos parte de la Madre Tierra”, manifestó a Radio Mundo Real la dirigente.
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