Esas son conclusiones a las que arribaron los más de 600 participantes de la VI Semana por la Diversidad Biológica y Cultural, que culminó días atrás en la comunidad guatemalteca de Yalambojoch, cerca de la frontera con México.

Hubo también expresiones de solidaridad con los pueblos de Honduras y México (por el golpe de Estado y la invasión de transgénicos, respectivamente); llamados a fortalecer la voz de las víctimas del cambio climático y repudio ante el avance del Proyecto Mesoamericano, antes conocido como Plan Puebla Panamá.

Desde la VI Semana reclaman a los gobiernos centroamericanos la ratificación y el cumplimiento del Convenio 169 de la OIT, referente a los derechos de los pueblos indígenas, y convocan al fortalecimiento de la comunicación alternativa, como herramienta para contrarrestar el bombardeo informativo.

La declaración final del encuentro es muy clara al momento de plantear alternativas: “Es urgente que los gobiernos prioricen la vida sustentable de los pueblos y adopten el Buen Vivir como un estilo de vida”.

Para eso se necesita, entre otras cosas, compromiso con la reducción de los gases de efecto invernadero, prohibir las grande represas, consultar a las comunidades sobre los megaproyectos, dejar los hidrocarburos en el subsuelo, pagar las deudas ecológicas y frenar el desarrollo de monocultivos como el de la palma africana y la caña de azúcar. La VI Semana denunció además la criminalización de los movimientos sociales, y la dramática situación que atraviesan las mujeres y los jóvenes en Mesoamérica.

“Tuvimos una gran riqueza de hermandad, y es posible decir que los movimientos sociales de Mesoamérica se están consolidando”, evaluó Natalia Atz, integrante de Ceiba-Amigos de La Tierra Guatemala, uno de los grupos organizadores.

Foto: http://www.visemanadiversidadbiologica.ceibaguate.org