Ha iniciado su jornada antes de la salida del sol: recorre las parroquias y caseríos recolectando la leche que, dada la alta calidad de los pastos del lugar producto de la abundante agua, es muy demandada y representa uno de los principales rubros productivos del lugar.

Sin embargo, aunque el tiempo apremia, hace un alto en el camino para referirse a los episodios que lo han colocado en primera línea en la lucha contra la concesión minera en el páramo de Kimsacocha.

Le duele, más que todo, el manto de silencio que la estructura mediática hegemónica en Ecuador ha tendido sobre la problemática que sufren en especial las provincias con mayor potencial minero, ubicadas en el corredor sur del país. Muestra de ello son las ingentes obras de infraestructura que se suceden: carreteras, vías férreas.

“Esto debería compartirse con todo el país”, dispara y se lamenta de que “en Quito nada se habla sobre todo esto cuando la lucha nuestra ha sido por algo que nos pertenece a todos los ecuatorianos”.

Yovanny, como otros tantos de todo Ecuador, conoce lo que significa la migración económica. Y por ende sabe lo que las grandes ciudades de los países ricos valoran el agua. No se explica, entonces, que esta riqueza natural de su región quiera ser trocada por concesiones mineras que, para colmo, arrojarán escuálidas regalías al Estado.

“Esta zona produce 250 mil litros de leche diarios, de lo cual vivimos miles de personas de la producción y de la comercialización. Es una locura que quiera instalarse una minera aquí. Sólo nos queda hacer la maleta y largarnos a otro lado. Yo ya no quiero volver: sé bien lo que son las contaminaciones en otras ciudades, en otros países”, dice Yovanny.

Foto: FIAN Ecuador