18 de mayo de 2009 | Noticias | Arte y cultura | Derechos humanos
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Un 14 de septiembre de 1920, el pequeño pueblo de Paso de Los Toros -ubicado en el departamento uruguayo de Tacuarembó- vio nacer a Mario Benedetti. Y fue un cuarto de siglo después, cuando comenzó a escribir en el emblemático semanario montevideano Marcha.
Lo hizo hasta 1974, cuando la ola fascista que recorría América Latina, terminando violentamente con los sistemas democráticos, decidió callar esas voces disidentes, que llenaban pedazos de papel con ideas libres. Para esa fecha, Benedetti ya era reconocido como un gran poeta y escritor; entre sus obras más destacadas podemos nombrar novelas como “La Tregua”, poemas como “Quemar las Naves”, y cuentos en los que su mirada sobre la cotidianeidad daba brillo a lo rutinario, en una Montevideo menos gris y con más árboles de la que vemos hoy a través de la ventana.
Ustedes y nosotros
Ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual
ustedes cuando aman
calculan interés
y cuando se desaman
calculan otra vez
nosotros cuando amamos
es como renacer
y si nos desamamos
no la pasamos bien
ustedes cuando aman
son de otra magnitud
hay fotos chismes prensa
y el amor es un boom
nosotros cuando amamos
es un amor común
tan simple y tan sabroso
como tener salud
ustedes cuando aman
consultan el reloj
porque el tiempo que pierden
vale medio millón
nosotros cuando amamos
sin prisa y con fervor
gozamos y nos sale
barata la función
ustedes cuando aman
al analista van
él es quien dictamina
si lo hacen bien o mal
nosotros cuando amamos
sin tanta cortedad
el subconsciente piola
se pone a disfrutar
ustedes cuando aman
exigen bienestar
una cama de cedro
y un colchón especial
nosotros cuando amamos
es fácil de arreglar
con sábanas qué bueno
sin sábanas da igual.
Los setenta fueron los años de la persecución, de la cacería, del exilio; y Benedetti, como fiel exponente de su pueblo, no fue la excepción a la regla. El compromiso de su arte con el mundo que lo rodeaba y su quehacer militante, lo llevó a ser objetivo de la dictadura. Abandonó su país en 1974, pasando primero por Buenos Aires, donde la dictadura local también intentó matarlo. Pero falló, y el poeta logró esquivar la suerte que corrieron cercanos amigos suyos, como el político Zelmar Michelini, que fue acribillado por las balas del Plan Cóndor. Luego anduvo por Lima, después por La Habana, y su recorrido terminó en Madrid. Diez largos años de desarraigo, de exilio, marcaron tanto sus ojos como su pluma.
NO TE SALVES
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Un domingo frío, oscuro, un 17 de mayo en Montevideo, la muerte lo encontró. Lo hizo tres años después de haberse llevado a su única esposa, la compañera de toda su vida, Luz Alegre. Hacía tres años que el poeta intentaba luchar contra la enfermedad, y contra la soledad. Fue un luchador, y luchó toda su vida. Pero el tiempo llegó. Con nosotros quedaron sus cuentos, sus novelas, sus ensayos, sus poemas, aquellos que duermen sobre papel, y aquellos que despiertan en voces de recitadores y cantantes; como su compatriota Daniel Vigietti, el catalán Joan Manuel Serrat, o algún otro desconocido que lo cita, que lo trae de regreso, haciendo de éste un mundo un poco mejor.
Este es un homenaje de Radio Mundo Real a Mario Benedetti; un hombre pequeño como todos, un hombre grande como todos.
Mario Benedetti (1920-2009)
Una mujer desnuda
Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
un apagón o una noche sin luna
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo.
Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte.
Imagen: http://www.rebelarte.info
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