10 de septiembre de 2012 | Entrevistas | Misión Internacional de Solidaridad y DDHH | No al golpe de estado en Paraguay | Anti-neoliberalismo | Derechos humanos | Luchadores sociales en riesgo
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Los campesinos que ocupaban el predio de 2000 hectáreas “Marina Cué”, en el departamento paraguayo de Canindeyú, que fueron atacados por la policía el 15 de junio, tenían información de que las tierras les serían entregadas y se estaban preparando para un festejo.
Así se lo hicieron saber inclusive a sus familiares fuera del asentamiento por intermedio de comunicaciones telefónicas.
Ese es uno de los datos más importantes recabados de varias fuentes de la zona por parte de la Misión Internacional de Solidaridad y Derechos Humanos que trabaja en Paraguay estos días, con representantes de organizaciones y movimientos sociales de varios países. La gira tiene entre los principales convocantes a la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) – La Vía Campesina y FIAN Internacional, y es cubierta por Radio Mundo Real.
Los campesinos de Marina Cué creyeron que estaban a un paso de ganar una lucha que ya lleva nueve años. Así lo dijo a Radio Mundo Real por ejemplo Juana Evangelista, que a eso de las 6 AM del 15 de junio recibió un llamado de su marido, Arnaldo Ruíz Díaz, que le dijo que se preparara para festejar. Horas después el luchador estaba muerto.
No obstante, alguna otra fuente señala que los sin tierra tenían datos de que podían recibir una visita policial e igualmente resolvieron quedarse en el predio y resistir.
Lo cierto es que el 15 de junio en el entorno de las 8 de la mañana un gran operativo policial, con unos 400 efectivos en pie de guerra, terminó con la vida de 11 sin tierras. Seis policías cayeron en un trabajo que se ejecutó como un desalojo a matar, y que tenía en el expediente judicial permiso para un allanamiento.
Lidia Ayala, de la zona de Britez Cué, cerca de donde ocurrió la masacre, fue una de las personas que dijo que los campesinos esperaban buenas noticias. La campesina perdió en la matanza a su marido, Delfín Duarte, y a su hijo, Francisco Ayala.
Humilde, tranquila, mostrando cierto abatimiento, Lidia llegó el jueves hasta la capilla San Matías en Yvy Pytã, colonia ubicada en frente y apenas a algunos kilómetros de Marina Cué. Allí charló con Radio Mundo Real, con el apoyo en la traducción guaraní-castellano de Dominga Noguera, de la Coordinación de Organizaciones Campesinas que trabaja por el derecho a la salud en Paraguay.
Lidia contó que al momento de morir su marido y su hijo hacía un mes que se habían unido a la ocupación de Marina Cué y lamentó que perdieron la vida por querer un pedazo de tierra. La campesina, al igual que varios de los familiares de los caídos, reclama que las tierras en disputa, en manos irregularmente del empresario ahora fallecido Blas Riquelme, sean entregadas a esas familias de los sin tierra.
Lidia y su marido se dedicaban a plantar sésamo, algodón, maíz y mandioca, entre otros cultivos, en Britez Cué. También tenían chanchos. Los vecinos de la colonia, como suelen hacer por esos lados los campesinos, les prestaban tierras para que produjeran para su autoconsumo.
Lidia se enfrenta a una terrible pérdida familiar, a un dolor brutal. Su expresión y toda su presencia lo transmiten. Para enfrentarlo dice que cría pollitos y piensa en tener gallinas, siempre con el apoyo de los vecinos.
En tanto, Dominga, durante su trabajo de traducción, hizo un comentario importante que se reiteró en varios relatos obtenidos por la Misión Internacional de Solidaridad y Derechos Humanos en Paraguay. Avelino Espínola, el dirigente que se mantenía desde el comienzo de la lucha por Marina Cué, en 2003, estaba en la mira de los policías. Los relatos indican que fue el primero en caer el 15 de junio.
Foto: Radio Mundo Real
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