La situación por la que atraviesan las comunidades indígenas en Chiapas y que motivara la realización de un Foro Social en la zona selvática de Montes Azules, es una cuenta más de un extenso collar de conflictos que vienen siendo acompañados desde varias organizaciones vinculadas al ambientalismo y la lucha por los Derechos Humanos.

Fundado por el ex Obispo de San Cristóbal de las Casas, Samuel Ruiz, el Servicio y Asesoría para la Paz (Serapaz) nace como herramienta para el seguimiento y la intermediación del alzamiento zapatista de 1994 y hoy cumple un rol importante en asesoría legal de los procesos de resistencia al desplazamiento de comunidades.

La práctica sistemática del despojo, la represión y la exclusión a las comunidades indígenas chiapanecas que aquel alzamiento de ecos globales dejó en evidencia permanecen intactos. En ese sentido las empresas que buscan lucrar con la biodiversidad, con las maderas preciosas, con los recursos mineros o hidrológicos no hacen diferencia y golpean por igual a aquellas comunidades que son consideradas “irregulares” ya sean de base zapatista o no.

Dolores González de Serapaz participó en el Foro al que accedieron comunidades cercanas a Candelaria, tras días de marcha por las montañas del sur mexicano y decenas de representantes que cubrieron vuelos en avioneta desde los municipios de Comitán, San Quintín y otros que rodean la Selva Lacandona.

Entrevistada en esa localidad donde los días amanecen con las nubes a flor de piso y los monos aulladores rompen la tranquilidad de la noche encaramados a ceibas centenarias, Dolores nos ofrece un análisis claro de qué vienen a obtener las empresas trasnacionales a Lacandona con la anuencia y complicidad de las autoridades políticas mexicanas.

“Son las comunidades las que deberían tomar la primera decisión sobre las estrategias de conservación de los recursos existentes ya que desde el gobierno se proponen proyectos de ecoturismo que por cierto no han brindado garantía alguna en los lugares en que se ha aplicado”, señala Dolores.

Factores de división

En su intervención el día sábado 6, Dolores enumeró algunos de los desafíos que las organizaciones y comunidades que trabajan en la selva deberían asumir para la conformación de un frente común de acción que logre detener los desalojos.

“Todos los factores de división de las comunidades provienen de fuera”, comentó a Radio Mundo Real al efectuar un balance de la importancia del Foro y sus consecuencias. Y se refirió a cuando las comunidades comienzan a tener una dependencia importante de fondos públicos con carácter individual, o bien cuando ingresan a las comunidades disputas partidistas por factores exógenos, pero también a la migración –de corta data en el caso de Chiapas- como factores disolventes y explicativos de las divisiones que a nadie agradan pero que tampoco nadie oculta.

“Cuando una taza se rompe en dos partes es fácil rehacerla, pero ya cuando se hace añicos… lo que tenemos que buscar es acompañar procesos de alianzas como más probables a un proceso de unidad”, ejemplifica Dolores.

El problema de tierra y territorio en Chiapas por cierto que admite varios planos de análisis. Para los campesinos representa la diferencia entre la vida y la muerte, pero también para las organizaciones políticas en la zona como el EZLN y los partidos tradicionales mexicanos es la medida de su supervivencia.

La integrante de Serapaz cree que el acercamiento hacia un frente común que haga frente a los desalojos pasa por el rescate de la identidad primaria de indígena sin tierra antes que los compromisos organizacionales en que esas comunidades puedan estar incluidas.

Foto: Carlos Dardón