Una de las delegadas de esa organización canadiense, Martha Robbins dijo a Radio Mundo Real que pese a lo que puede pensarse acerca del beneficio que pueden recibir los pequeños agricultores de los países del Norte, “nuestras luchas con los campesinos del Sur son comunes, porque luchamos contra un sistema igualmente injusto”.

“Nuestra solución es la Soberanía Alimentaria, impulsarla por igual en todo el mundo, por eso estamos aquí a las puertas de la FAO en Roma”, señaló Robbins.

Los acuerdos de libre comercio, como el que vincula a Estados Unidos, Canadá y México han sido igualmente devastadores para la economía campesina mexicana, la más frágil de las tres como para los habitantes del campo canadiense, dice Martha. “Si bien es cierto que Estados Unidos y Canadá están exportando más y más alimentos, esos resultados no se reflejan en los pequeños productores del campo”.

El hambre como arma política

Los resultados del Foro Soberanía Alimentaria de los Pueblos se evaluarán en su real magnitud cuando comience a andar la reforma impulsada en la Comisión de Seguridad Alimentaria de la FAO con una presencia reforzada de las organizaciones campesinas.

La Declaración Final del Foro que culminó el pasado 18 fue suscrita por 640 personas de 93 países diferentes y en ella se traza una plataforma de acción política desde los movimientos hacia los gobiernos: “La Soberanía Alimentaria implica transformar el sistema alimentario actual para asegurar que aquellos y aquellas que producen los alimentos tengan un acceso equitativo a, y el control sobre, la tierra, el agua, las semillas, la pesca y la biodiversidad agrícola. Toda persona tiene el derecho y la responsabilidad de participar en la decisión de cómo se producen y distribuyen los alimentos. Los gobiernos deben respetar, proteger y garantizar el derecho a la alimentación, definido como el derecho a alimentos adecuados, disponibles, asequibles, culturalmente aceptables y nutritivos”.

“Los gobiernos tienen la obligación de proporcionar ayuda de emergencia. Pero no deben socavar la soberanía alimentaria y los derechos humanos. La ayuda de emergencia debe obtenerse lo más localmente posible y no debe ser utilizada para presionar a los países a aceptar los organismos genéticamente modificados (OGM). Los alimentos no deben ser usados jamás como un arma política”, señala el documento final.

Martha Robbins desde Roma describe el accionar del agronegocio en Canadá como herramienta de control de la producción de alimentos en escasas manos de algunas pocas compañías. “Uno de los objetivos del Foro es lograr una drástica reforma en el Comité de Seguridad Alimentaria como forma de control al agronegocio en una respuesta global, así como su influencia es también multinacional”, nos dice Martha quien también identifica la cita en Roma como el comienzo de una nueva era en la cual la voz de los movimientos sociales comienza a ser escuchada con más fuerza.

Foto: http://peoplesforum2009.foodsovereignty.org