Raquel Jáuregui cuenta apenas 20 años y su vida es puro futuro. Planea su familia junto a su pareja, el médico de la localidad, y asegura que sus nietos conocerán el suelo que pueblan sus ancestros desde décadas inmemoriales.

María del Jesús cuenta ya casi cinco décadas desde que salió del poblado hacia Guadalajara. “Por conveniencia, porque mi querencia sigue estando acá, en mi pueblo, que nunca abandoné”, dice sentada en su verde jardín, sin ocultar el orgullo por su huerta en la que florecen maíces que pronto serán tortillas para alimentar nietos y sobrinos que vienen a visitarla y a disfrutar de este suelo de paz y buen vivir en el México campesino.

Raquel y María del Jesús, dos mujeres involucradas desde hace cinco años en la lucha de esta comunidad contra el proyecto que quiere sepultar bajo agua la población. Una mira al futuro donde está todo por hacer. La otra inculca a sus descendientes el amor a su tierra-madre: “lo que vale la pena en la vida siempre es difícil”, les enseña.

Estas dos puntas de un mismo lazo vital se anudan en la rebeldía frente a la prepotencia empresaria, auspiciada por el caradurismo de los políticos y la justificación de ciertos círculos eclesiásticos. María del Jesús recuerda una estrofa del Himno Nacional mexicano que promete “un soldado en cada hijo” si el suelo patrio es mancillado por agresores y no elude la conclusión: “aquí estamos”. Son las soldados de Temaca.

La joven Raquel se horroriza con las noticias que vienen de fuera de Temaca: violencia doméstica y sexual hacia las mujeres, violaciones, delincuencia, abandono. “De eso no sabemos acá en Temacapulín”, dice y recuerda cuando, estando en la escuela secundaria, con quince años, escuchó por vez primera acerca de la presa.

Para María del Jesús, el caso de Temacapulín y otros similares en Estados como Oaxaca o Chiapas hacen que la parafernalia oficial por el festejo del Bicentenario de la Independencia sea “letra vacía”. Son 200 años desde entonces y cien desde que Emiliano Zapata elevara la consigna de “no al despojo” que parece tan viva en estos días en Temacapulín.

“Si esta tierra nos parió, pues es nuestra Madre... y no creo que a nadie le guste que le cambien la Madre”, dice María sin dejar de sorprenderse por la caravana de australianos, camboyanos, europeos y latinoamericanos que inundaron la apacible Temaca para participar del Encuentro Internacional.

En otro tramo del diálogo con Radio Mundo Real, María comenta cómo su imaginación y hasta su fe se vieron desbordadas por las muestras de solidaridad recibidas en estos cinco años de lucha contra El Zapotillo, en las cuales se enmarca el 3er. Encuentro Internacional de Afectad@s por las Represas y sus Aliad@s.

Foto: Radio Mundo Real