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11 de marzo de 2014 | | | | | |

Cronología de una resistencia ejemplar

“La Puya” en Guatemala cumplió dos años de lucha pacífica contra proyecto minero que afectaría a 40 mil familias; diálogo con uno de sus voceros

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El pasado 2 de marzo se cumplieron dos años de resistencia en el lugar conocido como “La Puya”, límite entre los municipios de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc, en las afueras de la ciudad de Guatemala, donde integrantes de diversas comunidades y organizaciones vienen bloqueando el acceso al proyecto “El Tambor”-Progreso VII que lleva adelante la empresa EXMINGUA, mediante concesión de 25 años de duración.

Se trata de uno de los quince proyectos mineros en proceso de instalación en el área metropolitana de la ciudad capital guatemalteca, alcanzando unos 20 kilómetros cuadrados que afectaría el acceso al agua de unas 40 mil familias de ambos municipios.

Es por ello un caso emblemático incluso en Guatemala, donde son decenas las comunidades involucradas en resistencias a proyectos minero-energéticos, tanto de hidrocarburos, metalíferos o de hidroeléctricas, entre otros aspectos por la presencia constante y provocadora de agrupaciones financiadas por la propia empresa (subsidiaria de la norteamericana Kappes Kassiday&Associates, KCA).

Sin embargo, los integrantes de “La Puya” realizan una resistencia identificada por su carácter pacífico y amparándose en la Constitución guatemalteca, lo que a juicio de uno de sus voceros, Antonio “Tono” Reyes, ha sido determinante para no incurrir en provocaciones que motivaran la intervención violenta de las fuerzas estatales, quienes se colocan del lado de la empresa.

Asimismo, destacó Reyes en diálogo con Radio Mundo Real que la observación y solidaridad internacional han sido determinantes para esta larga resistencia, la cual no obstante no ha estado exenta de momentos dramáticos, como el intento de asesinato a una de sus lideresas, las asonadas policiales y el chantaje planteado por la empresa, que se hizo presente incluso en una reunión en la Presidencia de la república centroamericana.

En el acto conmemorativo de los dos años de lucha ininterrumpida se hicieron presentes representantes de las doce comunidades en Resistencia de San Juan Sacatepéquez, de San Marcos, de El Quiché, Costa Sur, del Parlamento Xinca, del Estor, Cobán, así como organizaciones sociales, indígenas, campesinas, de mujeres y de Derechos Humanos.

La lucha en “La Puya” es en defensa del agua, bastante escasa en la región, que sería consumida masivamente por la explotación minera de oro y plata. Los niveles de arsénico en el agua subterránea de la región son ya elevados, indica Reyes, por lo que la concreción de estos proyectos haría inviable su empleo para uso humano.

En diciembre de 2012, fuerzas antimotines reprimieron y secuestraron por varias horas a los que montaban guardia en el punto de corte, que mantiene retenidas las maquinarias introducidas por la empresa pese al rechazo comunitario a su accionar.

La resistencia debió resistir una serie de acciones violentas financiadas desde la propia empresa, en las cuales supuestos obreros de la minera simulaban querer arrasar con el punto de corte, que impide el acceso de las maquinarias al sitio de las obras, ocupado subrepticiamente por la empresa, provocando a los movilizados.

Así lo relata Reyes en la entrevista telefónica desde San José del Golfo, realizando una detallada cronología de hechos hasta cumplirse los dos años de resistencia, sostenida con gran sacrificio y capacidad de organización por parte de las comunidades.

Las mismas, inclusive, han desarrollado mecanismos de comunicación que, a una señal convenida, ha logrado convocar a varios centenares de personas en la madrugada, para repeler los embates de la empresa.

El pasado 27 de febrero la empresa constructora PIF decidió desalojar 57 unidades de maquinaria del proyecto minero que lleva el nombre de "El Tambor". Tractores, retro-excavadoras, pick-ups y furgones fueron retirados luego de un proceso de diálogo con los comunitarios del movimiento de resistencia La Puya, quienes celebraron la decisión como un triunfo.

Desde la empresa minera, se insistió en que el proyecto sigue adelante, sin embargo la decisión de la concesionaria es analizado por las organizaciones en resistencia y sus acompañantes como una señal de que el proyecto tambalea, al confirmarse el rechazo social al mismo.

Pero advierten que no abandonarán su acampe que mantienen en turnos diarios, en el camino por el que se accede al predio ocupado por la minera, hasta que no se resuelva formalmente la anulación del mismo.

No caer en la trampa

Antonio Reyes, en la entrevista concedida a Radio Mundo Real, indica que se han irrespetado los derechos de las comunidades de ambos municipios, en particular el de consulta previa, libre e informada, con reconocimiento por parte del Estado guatemalteco.

“Gracias a la intervención paciente de las mujeres, se logró no caer en la trampa de la empresa y llegar a un enfrentamiento que derramara sangre”, explica Reyes, señalando que la resistencia pacífica ha sido, también, parte del aprendizaje de estos dos años.

En todo el periplo de resistencia, indica Reyes, el Estado guatemalteco tomó partido por la empresa, al punto que ante una convocatoria a la Presidencia, quienes aguardaban allí eran los personeros de la misma. “Tanto la empresa como el Estado se empeñaron en convencernos de las virtudes del proyecto, pero estamos claros y no lo van a lograr”.

En ese sentido, destacó que la resistencia continuará, mientras continúe vigente el proyecto.

“Lo que ha hecho posible resistir pacíficamente de manera no violenta durante estos dos años –y los 23 que restan para el fin de la licencia- es que como comunidades tenemos ciertas normas internas: no tenemos ninguna bandera político-partidista, ninguna bandera religiosa o espiritual, étnica o sectorial. Es decir, es una lucha por la vida y por los bienes naturales que la hacen posible”, relató “Tono”.

La propia historia social guatemalteca, marcada por procesos de lucha contra prolongadas dictaduras militares y vinculada a procesos revolucionarios, representa un aprendizaje para esta etapa, de acuerdo con el vocero de “La Puya”: “en Guatemala tenemos una experiencia marcada de procesos revolucionarios, de oposición de la población que ha sido discriminada, explotada, reprimida, masacrada y la respuesta siempre fue violencia contra violencia”, reflexionó.

“Gracias al acompañamiento de algunas organizaciones nacionales e internacionales hemos podido captar el concepto de lucha no violenta, de resistencia pacífica con fundamento legal, constitucional y de convenios internacionales ratificados por Guatemala”.

La entrevista íntegra con Tono Reyes puede escucharse en audio adjunto.

Imagen: convergenciawaqibkej.wordpress.com/

(CC) 2014 Radio Mundo Real

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