3 de febrero de 2010 | Noticias | Derechos humanos
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Tras el terremoto del 12 de enero, el trabajo de emergencia que no han realizado los militares ocupantes en Haití recayó automáticamente en organizaciones sociales nacionales e internacionales, que han resignificado el concepto de ayuda humanitaria.
Y también han marcado posturas políticas sobre el incierto futuro de la isla caribeña. Hace pocos días, por ejemplo, culminó una misión internacional integrada por la Vía Campesina, Jubileo Sur y otras organizaciones, con una fuerte presencia de militantes sociales de la vecina República Dominicana.
Entre otras cosas, la misión denunció que después de la catástrofe los militares de Estados Unidos “aprovecharon la situación” para colocar sus tropas en “puntos estratégicos”, lo que constituye una “lesión a la soberanía” del país más pobre de América Latina. A pesar de ese despliegue, se estima que el aporte humanitario de la sociedad civil dominicana ha sido 30 veces superior que el brindado por el gobierno de Estados Unidos.
La misión constató además que el traslado de las personas hacia las provincias del interior de Haití “aumenta la miseria que ya existía” y advierte que este año la escasez de semillas en el campo provocará una “gran crisis alimentaria”. Eso dejará en evidencia que estos años la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah por su acrónimo en francés) no ha contribuido en nada a mejorar la situación de la isla y que, por el contrario, su presencia sólo ha sido funcional al retroceso nacional.
La etapa de reconstrucción, según pronostican los grupos, terminará enfrentando dos visiones contrapuestas de país: la de los gobiernos y muchas instituciones internacionales por una reconstrucción para la especulación inmobiliaria, y una visión popular alterna de reconstrucción participativa, sin deuda externa.
Por otra parte, y también por estos días, finalizó otra misión de la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas y la Confederación Sindical Internacional (CSI), que mantuvo contactos con gremios haitianos.
Una de las integrantes de esa fue la asesora de derechos humanos de la CSA, Leandra Perpétuo, que al regreso dijo que la ocupación militar en la isla no está aportando en la reconstrucción, sino que persiste en su camino de “poner miedo” entre la población. En cuanto a la distribución de la ayuda internacional, Perpétuo vio de cerca una situación totalmente diferente a la que muestran las cadenas internacionales.
“Es falsa esa idea de que las personas están locas y saltan en cima de quien está ofreciendo auxilio. Eso no ocurrió. El pueblo se quedaba en la fila, esperando su vez, recibiendo su bolsa de provisiones. Fue todo extremadamente tranquilo y sin tumulto.”, relató Perpétuo, según publicó el sitio de Internet de la CSA.
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