Siete productores de La Armonía perdieron toda su producción en enero, porque el empresario de la zona fumigó sus 60 hectáreas de maíz transgénico con una concentración de herbicida (Piclrorán) ocho veces superior a la permitida. Eso provocó la contaminación del curso de agua que los vecinos usan para su producción. A los pocos días vieron cómo se morían todas sus plantaciones. La permanencia del Piclrorán en el suelo es muy alta, dependiendo de las condiciones ambientales y de la tierra, puede durar de 90 a 300 días.

Solange Chiolini tiene un vivero en La Armonía y es una de las que sufrió pérdidas totales. Radio Mundo Real habló con ella, para saber en qué está la situación. “Está todo igual, no hay muchos avances porque el suelo y el agua siguen contaminados”, comentó. Ninguno de los siete productores ha podido retomar la producción. Con ayuda de la Intendencia de Canelones están preparando los suelos de sus campos para plantar cultivos de otoño-invierno; han recibido semillas, fertilizantes y apoyo para el laboreo de la tierra. La semana próxima esperan recibir la ayuda económica que les dará la intendencia, prevista por tres meses; con el apoyo del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca en pocos días se iniciarán las perforaciones para tener sus propios pozos de agua y no tener que volver a usar la de la cañada.

Pero los suelos de sus invernáculos siguen contaminados. Eso les impide plantar cultivos que no resistirían el frío a campo abierto. Con ello pierden la oportunidad de recuperar la inversión económica de los invernáculos.

Chiolini transmitió la disconformidad de los vecinos con la Dirección General de Servicios Agrícolas, que se comprometió a tomar muestras de suelo de sus invernáculos una vez por mes, pero que no han vuelto a ir. “Quisiéramos saber si va bajando el herbicida o no. Ya van dos meses de todo esto”, reclamó Chiolini.

De la empresa que cometió la infracción no tienen noticias –“ni siquiera sabemos cómo se llaman”, expresó- pero iniciaron una denuncia civil por los daños provocados.

Los vecinos tienen esperanzas de lo que pueda surgir del Plan de Ordenamiento Rural de la Intendencia de Canelones, cuyo proceso de elaboración llevará un año, incluyendo consultas con organizaciones, vecinos y productores. Chiolini transmitió la inquietud de saber “qué se va a hacer con la soja [cultivo con el que alterna el maíz el empresario de la zona] en el lugar que nosotros vivimos, que es una zona poblada, es campo, rural, pero es poblada. No sólo por la producción sino también por la salud, porque tenemos hijos; hoy fue un arroyo, pueden ser pozos, manantiales”, señaló.