28 de octubre de 2014 | Entrevistas | Encuentro Monocultivos en América Latina | Acaparamiento de tierras | Bosques y biodiversidad | Soberanía Alimentaria
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Al igual que ocurre en Honduras, el monocultivo de palma africana ha tenido un gran avance sobre el territorio del estado mexicano de Chiapas en los últimos años, también gracias al financiamiento público. Este agronegocio se suman a una serie de otros megaproyectos, que viene vulnerando y violando derechos de las comunidades campesinas e indígenas, en este estado mexicano donde éstas, tienen una presencia y una historia de resistencia muy significativas.
Presente en el "Encuentro latinoamericano sobre Monocultivos en gran escala en América Latina: acaparamiento de tierras y amenazas a la biodiversidad y soberanía alimentaria", en La Ceiba, Honduras del 6 al 11 de setiembre, Claudia Ramos-Guillén militante de Otros Mundos Chiapas - Amigos de la Tierra México, consideró que la importancia de estas instancias reside en que organizaciones de Latinoamérica se encuentren con las diferentes luchas que se están llevando a cabo a nivel continental y en “compartir lo que se está haciendo desde cada territorio para detener el embate de los monocultivos. Además de compartir análisis y perspectivas para trabajar en conjunto”.
Al ser consultada sobre los distintos tipos de monocultivos que existen en su país, Claudia indicó que en la región centro sur del país tienen predominancia los monocultivos forestales de teca y melina. Ya en el estado de Chiapas, el monocultivo de mayor expansión ha sido el de palma africana: “se produce allí 79% del aceite que va para todo el país; y estos monocultivos están dañando enormemente los ecosistemas en los que se desarrollan”.
Acerca de las modalidades a través de las cuales el monocultivo de palma se va imponiendo en el estado, señaló que una de ellas es directamente a través de la compra y renta de grandes extensiones de tierra:“lo cual obliga a los campesinos e indígenas a irse desplazando a otras zonas o a iniciar procesos de migración porque ya no tienen tierra”.
Otra de las modalidades son los contratos de las plantaciones: “no rentan la tierra, sino que el gobierno estatal subsidia a productores, tú firmas un contrato, y automáticamente estás obligado a sembrar palma 30 años, y luego otros 30”, cuenta Claudia.
Entre los impactos, derivados de los desplazamientos de las comunidades, se encuentra la consecuente pérdida de cultivos de alimentos básicos para la población, como lo son el maíz y el frijol. También señala como consecuencia necesaria del modelo de la palma, los impactos muy agresivos del uso agroquímicos y fertilizantes sobre suelos, agua y biodiversidad.
Al finalizar la entrevista, la integrante de Otros Mundos Chiapas, habló de los desafíos a que se enfrentan los movimientos de resistencia a estos monocultivos: “la acción organizada es un punto que tenemos que fortalecer, es decir, cómo nos vamos solidarizando más con los diferentes tipos de luchas en nuestros países ante un proceso incesante de criminalización de la protesta y también de la pobreza”.
Escuche la entrevista completa en el archivo adjunto.
Imagen: http://www.ecoportal.net
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