17 de octubre de 2014 | Testimonios | Anti-neoliberalismo | Soberanía Alimentaria
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Compartimos una reflexión del presidente uruguayo José Mujica en el marco de la conmemoración del 200 aniversario de lo que fuera el primer código de distribución de tierras en Sudamérica, bajo el gobierno revolucionario de José Artigas en 1815, donde se le otorgaba derecho a la propiedad a indígenas, esclavos libertos y asalariados del campo.
Pero la intervención del saliente presidente de Uruguay se dio además en el marco de un seminario en que se colocó en perspectiva la herramienta del Instituto Nacional de Colonización (INC), creada en 1948, para preservar la tierra como un bien de todo el estado uruguayo y beneficiar a productores sin tierra y asalariados rurales a través de la figura de la colonización.
El lugar donde acontecieron estos debates fue el pueblo de Gregorio Aznares, en el departamento de Maldonado, donde un latifundio cercano a las cuatro mil hectáreas pasará a manos en principio de unas 20 familias jóvenes, con posibilidades de ampliarse a otras tantas en el cercano plazo.
La intervención del jefe de estado uruguayo tuvo lugar en el marco de un seminario organizado por Bicentenario Uruguay.
Para explicar el porqué el estado uruguayo invirtió un monto que rondó los cinco millones de dólares y enfrentó por lo menos seis años de pleitos legales contra la empresa poseedora del latifundio, Mujica se remontó a la historia de la independencia sudamericana de la corona española y manifestó que “la fábrica para un campo sin pobres se llama Instituto Nacional de Colonización”.
Este Instituto, que controla la mayor superficie en campos del país, estuvo a punto de ser privatizado y sus tierras volcadas al mercado, a comienzos de los 2000 durante el gobierno neoliberal de turno. En la última década ha distribuido un total de 55 mil hectáreas entre 1.500 nuevos colonos y sus familias, planteándose para el próximo quinquenio una meta similar, según señaló por su parte durante el encuentro la presidenta del INC, Jaqueline Gómez.
En la última etapa, el INC apostó a la adjudicación de tierras en base a proyectos colectivos y eliminó la modalidad según la cual los colonos podían transformarse en propietarios, reafirmando el concepto de la tierra como bien social, en especial la controlada por el Estado.
A juicio de Mujica, que en marzo de 2015 completará su quinquenio presidencial, la distribución en base a criterios sociales de la tierra estatal y la compra de nuevas extensiones, permitiendo la explotación planificada aunque manteniendo la propiedad en el INC, es una herramienta para no agudizar la concentración de este bien común.
El “Reglamento Provisorio” dictado por José Artigas en 1815 representa de hecho la primera reforma agraria en Sudamérica, otorgando campos productivos a “los negros libres, los zambos, los indios y los criollos pobres”. También, los agraciados podrían ser las “viudas pobres con hijos”.
Para Mujica, la ley que dio origen al INC no se limita a la tierra sino que representa “un verdadero proyecto de país” y su fracaso, en el entendido del no cumplimiento a cabalidad de su letra y su espíritu, representa la derrota de todo Uruguay. “si esa ley se hubiera llevado a cabo, probablemente hoy seríamos un país de productores medianos con un fuerte sentido de permanencia y compromiso en la tierra. A cambio de eso somos un país de gente que se fue disparando aceleradamente de la campaña y fuimos entrando en la macrocefalìa. Al disparar la gente de la campaña –porque la ganadería extensiva no tenía necesidad de mucha gente- fuimos desterrando sin saberlo la conciencia de cuàles eran los fenómenos determinantes”, indicó Mujica en alocución que puede escucharse en audio adjunto.
Imagen: www.presidencia.gub.uy
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