En una entrevista para Contagio Radio, la activista ambiental dice que efectivamente la minería no está afectando solamente a las zonas rurales en Colombia sino que también en la ciudad, como es el caso de la localidad de Tunjuelito, al sur de la ciudad de Bogotá.

Dicha explotación está usando aguas subterráneas que no son recuperables a pesar de la prohibición de hacerlo que fue emitida por la Secretaría de Ambiente de Bogotá, explica Tatiana al dar los detalles de un informe realizado sobre esta situación en el programa “Otra Mirada”.

“Hay varios tipos de problemas”, dijo Tatiana: “inestabilidad en los suelos de las zonas aledañas, por ejemplo. En épocas de invierno ha ocurrido que se ha inundado, produciéndose una situación de salud muy delicada con invasión de zancudos, ratones, ratas -que son vectores de enfermedades- y se pone en riesgo la vida misma de la gente que vive en la zona alrededor de esa mina”.

Pero el principal efecto es la pérdida de acuíferos a medida que las cárcavas se van profundizando en busca del material por parte de las tres empresas que hacen parte de esa explotación.

Se modificó el curso del río Tunjuelito sin autorización ambiental y al mismo tiempo se utilizan aguas de éste también sin mediar solicitudes adecuadas, dijo la integrante de CENSAT.

Sobre la posibilidad de instalar en el sitio de las explotaciones un “parque minero”, Tatiana señala que se trata de las mismas promesas que en general realizan las empresas mineras a los afectados en el sentido de que, una vez terminada la explotación, “retribuyen” a las comunidades con obras. Pero en el fondo de ese proyecto, sostiene, está la intención de eludir las responsabilidades sobre los problemas futuros producto del corrimiento de suelo y la falta de aguas.

En tanto, los habitantes de la cuenca del Tunjuelito conviven con la minería a costa de su seguridad y salud.