“Las corporaciones dan una respuesta, una respuesta muy triste e injusta (...), al enfrentamiento y la resistencia. Su voluntad es que el pueblo se calle, que las personas no hablen, que no haya ningún movimiento y resistencia”, alertó el activista.

Los militantes de la Asociación de Hombres y Mujeres del Mar (AHOMAR) Almir Nogueira de Amorim y João Luiz Telles Penetra (Pituca) desaparecieron el 23 de junio. Sus cuerpos sin vida aparecieron los dos días siguientes en las costas de la bahía de Guanabara. Los dos pescadores y defensores de los derechos humanos fueron asesinados.

Hace tres años otros dos dirigentes de AHOMAR fueron también ultimados. Al día de hoy la justicia no ha aclarado esos casos. AHOMAR nació en 2009 para defender los derechos de los pescadores artesanales de Rio de Janeiro, especialmente los afectados por una refinería y gasoducto de la empresa brasileña Petrobras en la bahía de Guanabara.

Las grandes empresas no quieren saber de ejemplos de resistencia, consideró Campos en la entrevista con Radio Mundo Real, apenas horas después de enterarse del asesinato de Nogueira y Telles. Buscan que el “ejemplo de liderazgo del proceso de reivindicación, de protección de los derechos humanos, que es AHOMAR, no sea un ejemplo para los otros movimientos y comunidades”.

En ese sentido, Amigos de la Tierra Brasil deja clara su postura. “Nosotros reafirmamos que AHOMAR es una organización fundamental con un trabajo fenomenal”, y es importante mantener sus denuncias y acompañar su proceso de trabajo, señaló Campos.

La federación ecologista Amigos de la Tierra Internacional y otras organizaciones sociales realizaron varios tours del 15 al 17 de junio en Rio de Janeiro, antes de la conferencia de la ONU, para alertar a activistas y prensa de diversas partes del mundo sobre los impactos de varias corporaciones en las bahías de Guanabara y Sepetiba.

Las actividades de empresas como Petrobras, la minera también brasileña Vale y la siderúrgica alemana ThyssenKrupp han provocado en esas zonas, entre otras cosas: casos de alergias agudas, problemas respiratorios, episodios de sangrados nasales, apariciones de plagas, fuertes trabas y prohibiciones a la actividad de los pescadores artesanales, desplazamientos de pobladores y persecuciones a dirigentes sociales.

En Guanabara y Sepetiba viven miles de familias de pescadores artesanales y muchos de esos trabajadores encabezan las resistencias a los grandes emprendimientos. Los pescadores denunciaron varias veces las amenazas sufridas, los ataques físicos y los asesinatos de compañeros hace tres años. Según AHOMAR, los ataques provienen de personas ligadas a grupos de exterminio, encargados de seguridad contratados por las empresas y consorcios de la zona, y milicias que actúan en la región.

En la entrevista con Radio Mundo Real, Campos lamentó las violaciones a los derechos humanos y a los territorios de parte de las grandes corporaciones en Sepetiba y Guanabara. Denunció a las empresas, que se publicitan como sustentables al tiempo que son señaladas por graves crímenes. “Ni un minuto de silencio más”, pidió Campos. “La denuncia de las violaciones de derechos humanos no tiene negociación”, agregó, al tiempo que exhortó a que se busque realmente a los responsables por los asesinatos y a que la justicia actúe en consecuencia.

El ecologista brasileño se quejó porque los crímenes de Nogueira y Telles fueron presentados al menos por parte de la prensa local como consecuencias de conflictos entre pobladores. Agregó que lo mismo se hace cuando se asesinan campesinos, por ejemplo. “Es una práctica del capital criminalizar esas comunidades como si fuesen conflictos internos. La verdad es que esa gente (los pescadores de la bahía de Guanabara) está en un territorio en disputa, con un conflicto ambiental documentado, registrado por la Universidad”. “No hay como esconder que hay una empresa estatal, con intereses profundos y fuertes en la región, y esa comunidad es una piedra en el camino de la empresa”, sentenció Campos.

Foto: albertomarques.blogspot.com