13 de enero de 2010 | Noticias | Soberanía Alimentaria
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Un estudio publicado en la última edición de la revista científica Internacional Journal of Biological Sciences, que compara los efectos en ratas de tres variedades de maíz genéticamente modificadas, descubrió que los pesticidas utilizados sobre los transgénicos causan daños en riñones e hígado de dichos animales, así como también originan problemas en otros órganos de éstos.
El estudio, conducido por los científicos Joël Spiroux de Vendômois, François Roullier, Dominique Cellier y Gilles-Eric Séralini -de las universidades francesas de Caen y Rouen-, observó los efectos de las variedades de maíz transgénico NK 603, MON 810 y MON 863, los tres pertenecientes a la trasnacional semillera Monsanto.
Como parte del estudio, se alimentó a las ratas durante 90 días con las tres variedades del maíz transgénico de Monsanto, midiéndose sus efectos a través de exámenes de sangre y mediante pruebas que comprendieron aproximadamente 60 parámetros bioquímicos por órgano, comparándose estos resultados a su vez con las características que presentaban grupos de control a los que se alimentaba con variedades de maíz no transgénico.
Según los científicos, estos estudios constituyen un modelo para investigar los efectos que estas variedades de maíz genéticamente modificado tienen en otros mamíferos, para desentrañar las consecuencias para la salud que tiene para animales y humanos el someterse a una dieta sostenida a base de transgénicos, dado que el estudio sobre ratas indica que se produjeron daños sobre los riñones e hígado de éstas, pero también sobre el corazón, las glándulas suprarrenales, el bazo y el sistema hematopoyético.
Según los investigadores, su estudio señala “que esas variedades de maíz inducen un estado de toxicidad hepatorrenal.
Esto puede ser debido a los nuevos pesticidas (herbicidas o insecticidas) presentes en cada tipo de maíz transgénico, aunque efectos sobre el metabolismo no planificados debido a las propiedades mutagénicas del proceso de transformación del transgénico no pueden ser excluidas”.
Debido a esta evidencia, sugieren que se realice un estudio que compruebe los efectos sobre la salud a largo plazo de los transgénicos, que implique al menos dos años de investigación.
El estudio científico corrobora las críticas que movimientos sociales de todo el mundo han expresado con respecto a los productos de la transnacional del agronegocio, que además de dañar la salud de los consumidores perjudican la biodiversidad y privatizan las semillas.
Al respecto señaló David Sánchez, responsable de Agricultura y Alimentación de Amigos de la Tierra España: “Estos estudios demuestran que no es posible garantizar la seguridad de los alimentos transgénicos. Debemos aplicar el principio de precaución y retirar los transgénicos de nuestra agricultura y nuestra alimentación”.
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